De nuevo el fútbol fue cruel con el Marino en los últimos minutos del encuentro, cuando los asturianos vieron cómo el trabajo defensivo, espléndido en los 93 minutos anteriores, saltaba por los aires con el gol de Moisés. Los locales son especialistas en marcar siempre en los momentos agónicos del encuentro, pero la realidad es que el trabajo del Marino merecía una mejor recompensa.
Tomó la iniciativa el Fuerteventura en los primeros compases del encuentro, ante un Marino bien pertrechado en su 4-2-3-1. Pedro, en el minuto 1, ya buscaba el gol, pero el tiro se le marchó fuera, con los espectadores todavía aposentándose en las gradas de Los Pozos. Soto y Casquero eran puñales por sus bandas, con Memo y Gustavo activos en el centro, pero la defensa asturiana, con Guillermo como último baluarte, se multiplicaba por mil.
Pascual disparaba cuando se cumplía el minuto 11, pero el cuero se le marchaba alto en la primera oportunidad de los luanquinos. Esto fue una excepción, ya que el dominio correspondía a los majoreros, con buen juego y ocasiones. No obstante, en una de las pocas llegadas del once de Quirós, error defensivo local, que abrió todo el camino por el centro de la defensa, y Pablo Díaz a media altura hacía el tanto que suponía el 0-1. No decayeron los locales ante un Marino bien trabajado atrás y eficaz arriba, y mejor establecido en su zona defensiva con el marcador a su favor. Las ocasiones volvían a ser cuestión local y Moisés tiraba cerca del palo en el minuto 33. Pedro lo intentó de nuevo con un trallazo desde lejos en el 39, pero la espalda de un defensor del Marino desvió oportunamente a córner.
La segunda parte continuó con el mismo ritmo de juego y con control de los locales, pero el Marino se defendía muy bien. La presión de los visitantes en la zaga ahogaba los intentos de los locales, que dominaban pero no estaban cómodos sobre la cancha.
El primer gran susto para el equipo asturiano llegaba en un penalti de Pantiga sobre Memo en el minuto 63, pero lo tiró el mismo jugador mandando el balón al larguero. No obstante, poco le duró el suspiro de alivio al conjunto de Quirós, ya que tres minutos más tarde el mismo Memo se quitó la espina con un golazo.
El Marino no llegó a los dominios de Zapa en la segunda parte. Y tras el gran trabajo de achique de espacios y balones en la última media hora, cuando el empate a uno estaba casi sentenciado, llegaba una jugada en el interior del área astur y de zurda, raso y pegado al palo, Moisés hacía el 2-1. Los jugadores asturianos cayeron al suelo, tristes y rendidos ante la adversidad.
Buen encuentro de los locales, con una victoria sufrida ante un Marino bien trabajado defensivamente y con peligro en sus llegadas.
la nueva españa
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