El pésimo estado del césped de Miramar se ha convertido en un quebradero de cabeza para los responsables del Marino de Luanco. El presidente, Luis Gallego, hacía anteayer una llamada desesperada al Ayuntamiento y al Principado para acometer la renovación integral del sistema de drenaje. Ayer fue el turno de los que realmente sufren las consecuencias de jugar cada quince días sobre un fangal: los jugadores y el técnico, José Luis Quirós. El entrenador marinista se muestra más que preocupado por las condiciones que presenta el césped del municipal luanquín. «El campo es irrecuperable esta temporada», lamenta el mierense.
José Luis Quirós rechaza la idea de que el mal estado del terreno de juego beneficie a los rivales. «Según está ahora el campo, no beneficia a nadie, pero está claro que los más perjudicados somos nosotros. No es lo mismo jugar un partido en Miramar que hacerlo cada quince días», comenta el entrenador del Marino. Además, Quirós considera que el barrizal en el que se ha convertido el césped constituye un riesgo constante de lesiones. «No hablo de fracturas óseas, pero sí de esguinces, lesiones musculares, desgaste. Es un riesgo», señala el mierense.
No obstante, el riesgo de lesiones o las dificultades que entraña jugar en un lodazal no es lo que más preocupa a Quirós. El técnico va más allá y teme que los árbitros censuren la práctica del fútbol en Miramar. «Si no mejora el campo se podrán jugar uno o dos partidos más, pero a partir de ahí no creo que los árbitros den de paso más partidos. No van a querer y, además, es que sería imposible jugar más», vaticina Quirós.
El escenario que dibuja Quirós es alarmante. El técnico pide una solución alternativa, pero descarta sin embargo la búsqueda de campos alternativos. «Jugar en otro campo no sería una solución, pero hay que pensar en algo. Si el martes o el miércoles que viene el campo no mejora, y es difícil que mejore, habría que meditar muchas cosas y tomar una determinación», señala el entrenador marinista, sin querer profundizar en el tema. No obstante, las palabras de Quirós parecen apuntar a la posibilidad de que el Marino dispute sus partidos como local en el campo de Balbín. Algo que sería imposible, todo lo más que el sintético luanquín no está homologado por la Federación Española para acoger partidos de Liga. No obstante, Balbín ya ha sido escenario de un partido oficial del Marino de Luanco. Fue hace dos temporadas, cuando el equipo azulón se midió con el Pontevedra en Copa Federación. No obstante, el cambio de escenario fue posible merced al mutuo acuerdo entre ambos clubes y al consentimiento del árbitro.
Pase lo que pase, lo que parece claro es que el Marino deberá apurar sus opciones de permanencia a domicilio. «El césped de Miramar, ahora mismo, es una lotería. No sabes en qué estado puede estar y cómo se puede plantear un partido», reconoce Quirós. Unas palabras que dejan entrever la importancia vital que cobran los partidos que al Marino le restan fuera de casa. El primero: el sábado en Lemona.
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